Os echo de menos
Como llevo poco tiempo en AP (voy a cumplir el mes!) y encima es verano y viene poquísima gente, todavía no he sufrido lo que es una verdadera consulta de primaria, así que tampoco me ha dado tiempo a echar de menos el mundo hospitalario, porque además estoy disfrutando por fin de la vida sin guardias, y es maravillosa.
Aunque he de decir que aquí me han recibido con los brazos abiertos y la gente es estupenda, lo que si añoro muchísimo es el ambiente hospitalario. Y no me refiero sólo las fiestas, cenas y quedadas, que también, sino al estar siempre rodeada de tantos amigos y compañeros con los que pararme a tomar un café y poder contarle cualquier cosa.
En la residencia tuvimos la suerte de ser un grupo de coerres con afinidades parecidas, aunque con carácteres muy diferentes, pero nos unimos bastante, y prácticamente todos nos sabíamos las venturas y desventuras de los demás. Todos los días coincidías con alguien y comentabas la jugada de turno o el último cotilleo. Esto hacía que el día a día fuera mucho más llevadero y hasta las guardias pasaban más deprisa. Incluso el día que especialmente estabas mal, era fácil encontrar a un compañero que te animara y te aconsejara.
Encima, yo fui muy afortunada porque dentro de esa gran familia residentil con incluso algún adjunto infiltrado, hice amigos de esos de los de toda la vida, de los de a las duras y a las maduras, de los de verdad, que han disfrutado conmigo en mis alegrías que han sido muchas y que me levantaron cuando estuve tan perdida, porque fue gracias a ellos, y a nadie más. Les hecho muchísimos de menos, porque aunque antes no les viera todos los días, siempre sabían que estaba por ahí, cerquita. Me han visto crecer como médico y como persona y espero que sigan viendo mis avances en esta nueva etapa que todavía estoy asimilando.
Ojalá estas palabras no caigan en el olvido como a veces pasa con los amigos, que de buenas a primeras desaparecen.
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